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Jetsurf en Dénia

Os voy a describir la experiencia vivida con Jetsurf Denia y lo mucho que acerté al regalar a mis hijos un extra de diversión: el jetsurf.

Después de reservar la actividad “chárter con patrón” para mi, decidí obsequiar a mis hijos con algo todavía desconocido para ellos, una experiencia de jetsurf. Mi marido e hijos ya se manejaban bien en wakeboard, así que pensé que ya era hora de que probaran algo nuevo.  

Al llegar al local de Jetsurf Dénia, Rubén nos explicó con todo detalle cómo iba a ser nuestro día en el barco. Instruyó a mis hijos sobe el manejo básico de estas tablas de surf con motor incorporado. ¡Qué maravilla!, todos nos quedamos sorprendidos con esta nueva tecnología. 

Tras la charla zarpamos runbo a Jávea en un agradable paseo, haciendo parada de snorkle en Cova Tallada. El equipo de Jetsurf Dénia nos dio a cada uno gafas y tubo y... ¡al agua!

El mar estaba tan transparente como una piscina y lleno de muchísimos pececitos que nos rodeaban curiosos, sin miedo alguno, ¡esto es paradisíaco!

 

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De nuevo a bordo hicimos un picnic -después del baño un tentempié así sabe a gloria- y pusimos rumbo al espectacular Cabo de San Antonio, donde nos hicimos fotos en familia para recordar este día tan agradable.

Estuvimos surcando el mar hasta Cala Blanca, Cala Sardinera, pasando por la Isla de Portixol, Cap Negret y, más adelante, en la Granadella, decidimos darnos otro chapuzón y disfrutar del baño. Mientras tanto nos contaron algunos relatos sobre las calas en los tiempos de los piratas. No nos perdimos detalle, inmersos en la historia.

Les tocaba el turno a mis hijos, así que se equiparon con su neopreno, casco y chaleco, y estuvieron atentos a una última demostración sobre cómo llevar las tablas de jetsurf, antes de saltar al agua. Parecía muy fácil !!!

 

Jetsurf

 

Mi hijo mayor estuvo probando y, después de 10 minutos, ya estaba de pie y gritando de alegría mientras se deslizaba sobre el agua con gran soltura. El pequeño fue aún más rápido y pronto cogió ritmo. Mi marido y yo no parábamos de reír mientras hacíamos vídeos desde el barco.

Fue entonces cuando Gabriel lanzó a volar un dron y quedé perpleja viendo a mi hijo tan feliz, siendo grabado con el extenso mar de paisaje. A la vuelta, mi marido estuvo probando su destreza en wakeboard, como hacía años que no hacía. Estaba siendo un día increible para todos. 

Una vez llegados a puerto nos pudimos dar una ducha y regresar a casa mientras recordábamos las anécdotas de lo vivido. Me sentí feliz de haber hecho esta actividad.

Y... ¡qué sorpresa! Al llegar a casa, nos habían enviado todos los vídeos y fotos de este día, sin lugar a dudas, PERFECTO.